jueves, 20 de agosto de 2009

Rechazo a la "geoingeniería"


Bombillas tradicionales vs. bombillas de bajo consumo:
¿cuánto aporta a la reducción de emisiones?


Tampoco EE. UU. sale bien parado. Como país con las mayores emisiones de gases de invernadero, en lugar de reducir las emisiones, propone medidas de “geoingeniería” en la lucha contra el calentamiento global.
Por tales se entienden por ejemplo la dispersión de gigantescas cantidades de polvo en la atmósfera terrestre para rechazar luz solar.
El IPCC se ha distanciado de ese tipo de proyectos. Para los investigadores “las posibilidades de la geoingeniería son especulativas y sus costos incalculables. Además no se sabe qué efectos secundarios pueden tener las medidas para el equilibrio de las radiaciones solares”.

Un duro golpe propina el informe también a la industria alemana del automóvil, que rechaza vehementemente límites legales para las emisiones de CO2 en vehículos, tal como lo propone la Comisión de la Unión Europea. En el informe se destaca que las emisiones en el transporte han aumentado “más rápidamente que en todo otro sector de consumo”. En el 2004 eran el doble que en 1970. Y la mayor proporción se debía a la circulación de vehículos. Más claro, imposible.

Lejos de la senda correcta

Para el IPCC, el mundo está lejos de haber tomado ya por la senda correcta para detener el cambio climático. En el caso del anhídrido carbónico, “las tasas de crecimiento anual medio en los años 2000 a 2005 fueron mayores que en los años 90”, escriben los autores del informe.

Agregan que la emisión mundial de gases de efecto invernadero ha aumentado en más del 50 por ciento desde 1970 hasta hoy. Las emisiones de CO2 crecieron incluso en unos dos tercios. Los países industrializados participan con casi un 60 por ciento, a pesar de que sólo representan un 20 por ciento de la población mundial.

Y por si todo eso fuera poco, el IPCC subraya que todas las medidas de protección del clima tomadas hasta ahora, también las acordadas en el marco del Protocolo de Kyoto, son “inadecuadas para revertir las tendencias generales de emisión de gases de efecto invernadero”.

La situación es complicada, pero echándose las culpas unos a otros no se solucionará nada. Una cumbre mundial de jefes de Estado y de Gobierno, sobre todo de los mayores bloques y países, y la asunción de medidas vinculantes para todos es cada vez más ineludible.
Pablo Kummetz

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